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Las artes marciales se consideran una actividad física. Sin embargo, puesto que sus valores y enseñanzas tienen un peso muy grande en el aprendizaje, son mucho más que un simple deporte. 

¿Qué son las artes marciales?

Las artes marciales son disciplinas que combinan diferentes técnicas de combate. Pero su enfoque no es solo físico, sino que este desarrollo se combina con el mental y el espiritual. Se trata de prácticas que han evolucionado durante siglos y en diferentes partes del mundo. 

Por ejemplo, encontramos el kung-fu chino, que se hizo famoso por el cine; el karate japonés, que es una de las disciplinas más practicadas en nuestro país, o el taekwondo coreano. Cada arte marcial tiene su propia identidad y características, pero todas comparten valores como el respeto, la autodisciplina y la búsqueda del equilibrio.

En sus orígenes, las artes marciales fueron concebidas como métodos de autodefensa. Pero también han servido como formas de expresión cultural y espiritual, a través de sus movimientos precisos, rituales tradicionales o enseñanzas filosóficas. Quienes las practican, podían desarrollar habilidades que van más allá del entrenamiento físico y de meras técnicas de combate. Hoy en día, estas disciplinas son accesibles para personas de cualquier edad y nivel. 

¿Por qué las artes marciales son más que un deporte?

A pesar de haber incrementado su popularidad, las artes marciales se siguen considerando en muchos casos como una simple actividad física o un deporte de competición. Pero hay varias razones por las que su aprendizaje no se limita únicamente al plano físico. Son estas:

Su filosofía y valores

Los valores que se enseñan son uno de los fundamentos de cualquier arte marcial. Aunque son más, los más importantes son el respeto hacia el maestro o sensei, hacia compañeros y compañeras de aprendizaje y hacia adversarios. También se promueve humildad, paciencia y perseverancia. Cada entrenamiento es una oportunidad para crecer como persona, no solo como alguien que sabe defenderse.

Desarrollo del equilibrio físico y mental

Practicar artes marciales mejora la fuerza y la flexibilidad, pero también fortalece la mente. Las técnicas requieren concentración y precisión, que a su vez implican trabajar la calma y el autocontrol. Estas disciplinas son particularmente útiles para aprender a mantener el foco en un mundo de distracciones y a controlar los impulsos en situaciones que pueden ser un reto o generar frustración. 

Vínculo con la historia y la cultura

Estas artes están ligadas a la tradición y la identidad cultural de su lugar de origen. Por tanto, son una forma de conectar con quienes las practicaban en el pasado. Como los monjes de los templos Shaolín hasta las calles de Río de Janeiro.

Autodefensa para la seguridad personal

Conocer técnicas de autodefensa permite protegernos físicamente, pero también refuerza la seguridad y la confianza en las propias habilidades ante situaciones de riesgo. Además, sirven para mejorar la autoestima. 

Camino de superación personal

En estas disciplinas se van consiguiendo logros progresivos. El dominio de las técnicas equivale a avanzar de cinturón, y es una forma de motivación para seguir mejorando y afrontando retos. Tanto dentro como fuera del dojo. 

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